Es muy importante tener en cuanta que si bien Dios envió a su Hijo al mundo "para que el mundo sea salvo por él" (Juan 3:17), es también cierto que no es el final del camino ni del plan de Dios para la humanidad. Como miembros del Cuerpo de cristo, tenemos una enorme tare que realizar; pero esa tarea no es posible realizarla so no conocemos las verdades que rodean el hecho de ser salvos.
Ser salvados significa que hemos sido puestos en una posición que explica la intención de Dios de hacernos limpios del pecado para siempre, mediante el rescate del Señor Jesucristo por medio del sacrificio en la cruz; a esto se le llama redención; el acto de comprar por un pago justo y elevado al mismo tiempo la vida de una persona. Este hecho trae de por sí la justificacion de nuestros pecado; por lo tanto, libres del castigo que por el pecado merecíamos.
Ahora somos parte de un Reino totalmente distinto, un Reino de Luz al que fuimos trasladados después de pertenecer a las tinieblas. Es magnífico, entonces, tener una perfecta seguridad de vida eterna, producto del "arrepentimiento para con Dios y de la fé en el Señor Jesucristo" (Hechos 20:20-21). Ahora vivimos vidas en las que se manifiesta una excelente relación con el Señor Jesucristo, como Señor de nuestras vidas, en la que caminamos en la obediencia en pro de una vida de santidad que refleje a Jesucristo en la tierra.
Somos parte integral de la Iglesia como Cuerpo de Cristo para publicar ante todos las buenas noticias de salvación que fue compartida a nosotros. La salvación es un desafío que en nosotros debe hacer que otros conozcan a Cristo.
¡Adelante Siervos del Señor Jesucristo!