Hablar de la vida espiritual personal para el ministro del Señor Jesucristo, es referirse al ícono social visible ante la comunidad en la que sirve al Señor en cualquiera que sea su labor espiritual. La buena conducta es para el creyente el reflejo de su estado o condición espiritual; su condición espiritual es el resultado de una comunión cercana con el Padre celestial; y su comunión cercana con el Padre celestial es el aval para un ministerio exitoso y lleno de frutos que glorifican a Dios.
Este curso lo comienzan once hermanos y hermanas, que con disposición de su corazón, han puesto sus vidas a la orden del gran Rey, el Señor Jesucristo, para que los use como instrumento en sus manos para la extensión del Reino de Dios y la edificación del Cuerpo de Cristo; hermanos que están siendo tutorados por los Pastores Miguel Muscarneri y Henrry Hidalgo, pastores de la Iglesia Diestra de la Majestad en Los Guasimitos junto al Pastor Samuel Mendoza. Todos ellos dentro del marco de la adoración, alabanza y gloria al único y sabio Dios; a quien sea todo dominio.
Estos hermanos son:
1. Andrés Pereira
2. Yudith Gervazzi de Pereira
3. Yurimar Pereira Gervazzi
4. Gladys Rojas
5. Herminia Peña de Solís
6. Orlando Barroeta Lara
7. Frank Alejandro Vergara Angarita
8. Diana Carolina Rivero Mendoza
9. Nelson Gómez Galindez
10. María Belén Palencia
11. Gabriel Flores
El reto que se nos presenta es ser hijos de Dios con vidas intachables, que testifiquen del glorioso Nombre del Señor Jesucristo, que se capacitan para servir al Rey de reyes y Señor de señores, que se fortalecen en Cristo y basan su fortaleza en sus preciosas promesas; que valoran las Palabras de la boca de Dios como un absoluto de vida en abundancia; en un absoluto que es necesario obedecer.
Dios bendiga a los cursantes del CCBPL de la Diestra de la Majestad en Los Guasimitos.
Miguel Muscarneri
Pastor Principal
Estos son los términos que se emplean para categorizar a las dos tendencias de cristianos existentes. El mundano es aquel que no ha tenido un crecimiento normal, ni ha alcanzado madurez, que no es controlado por el Espíritu Santo, sino que da rienda suelta a los apetitos de la carne, sin manifestar ninguna intención de entregar el control de su vida al Señor Jesucristo.
